martes, 12 de diciembre de 2017

Incendiaremos el mundo otra vez.

Abandonemos aromas antiquísimos y alabados
que como animales amorataron, amordazaron y aniquilaron.
Boicoteemos barbaries brutales y burgueses bancos,
busquemos belleza en banderas bandidas besando el barro.
¿Cómo creer en circo de crueles cruces que cobrando
se corren a costa de críos en colegios concertados?
Dolerán dagas de dueños de diezmos destrozando sus dientes,
desearán desmentir demoníacas doctrinas y dogmas de dementes.
El ejemplo de educación edulcorada en este entorno endeble
es el egoísmo erosionando el espacio en el que erramos erre que erre.
Fascistas que fueron famosos por fusilar fanfarronean fanáticamente,
fumigan las fosas por si fugitivas fobias florecen.
Golpeemos con garabatos sus gélidos y genocidas gatillos,
gocemos de gritos, gemidos, gallos y grillos.
Hoy hablarán hermanos del hedor entre los huecos de su holocausto,
intentarán incendiar con ilusiones ignorados ideales incautos.
Jaleo con jeques en jaque.
¿Kamikazes?
Labios llorando a la luna y
libertad de lágrimas lastrada por lacras.
Multitud de mentes masacradas y
maleables manos muertas por matar.
Numerosas navajas en nucas y
ningún neonazi nadando en napalm.
Ojalá oscuras oligarquías de obispillos obscenos
oxidándose con su objetivo de que olvidemos.
Puede que lo que pida sea pretencioso pero es preciso pelear,
puede que pertenecer a la parte perdedora no parezca gran pesar.
¿Quién quisiera con queroseno quemar
aquellos quejidos que quedan por quebrar?
Representan ratas rastreras y repugnantes reprimiendo el reluciente rubor
de risas entre rejas por rechazar, con razón, el rencor.
Serán sus secuaces de siempre los que silencien al sol,
sombras seremos sublevándonos a tal sinrazón.
Taciturnas tardes teñidas de temor
nos trasportarán a tiempos de transgresión.
Urgen:
universos utópicos y únicos,
venganza y versos,
whisky,
clímax
y yacimientos yermos
de zoquetes.




martes, 28 de noviembre de 2017

Monólogo.

Están regalando almas en la esquina de al lado
y la vecina del quinto me ha contado
que por Internet son más baratas
y aún así parecen de marca.
Su hijo llora cataratas de cava
porque su compañero de clase, 
el que no se lava,
tiene mordeduras de rata en la yugular.
Su hija publica que tiene el corazón roto
porque ha visto a Dios comiéndose el cigoto
de su pseudoperiodista favorita,
o eso dicen en la televisión.
Mientras, 
la gente corre por las calles
con un puñado de almas en cada mano
y el diablo los persigue indignado 
mandando a la mierda su desintoxicación.
Lo que nadie sabe,
excepto tú,
es que en sus manos solo cabe
su propia alma degradada.
Mírame las manos,
escucha el llanto de las ratas
que juegan con aquel niño
y no te quedes quieto.
Escucha el llanto de tu alma,
degradada,
y mírate las manos,
tú que creías ser diferente,
por favor,
deja de correr.





martes, 18 de abril de 2017

Tiempo muerto.

Asomada a la ventana del olvido
cantas a una golondrina de pétalos de primavera.
Traviesa, juega al escondite con su sombra.
Aletea sobre el rubor de un cielo inmóvil,
sobre las fauces con las que el viento
muerde las hojas de un abril marchito.
Bate sus alas y dibuja el pestañeo que tardó la vida en marcharse,
libre y sabiéndose deseada.
Se aleja hacia el horizonte,
anhela ser infinita.
La lluvia desafina y cesas tu canto mientras el horizonte se funde con la valentía del ave que se atrevió a soñar.
Cae la ceniza de
    un instante
         consumido
                    por
                        el
                      horizonte.
El cielo, el viento y tus pupilas resguardadas tras el frágil cristal analizan cada detalle y aplauden sin cesar.
Comienza el canto,
saciado de infinito,
de la golondrina del tiempo.
Es libre,
como la vida.
Se desvanece,
como el instante.
Nunca dejará de ser eterna.

martes, 21 de marzo de 2017

Vacío.

Mancillan letras el folio en blanco,
transgreden la ley etérea de la existencia
con pinceladas finas de un vocablo manco,
llenando huecos de nada con violencia.
Huecos de nada que no eran antes,
son  refugio de habladurías e invenciones,
de versos, de relatos, de canciones,
de caricias literarias y de besos de amantes,
¿La nada entonces lo es todo ahora?
Frustrante certeza de ser ignorante,
creer en ser lágrima de un cielo que llora
y empapa el folio, ya no en blanco, de tristeza asfixiante.
¿Existe lo inexistente porque no existe?
Devastadora decadencia en mi mente,
instante en que la realidad ante mí se desviste
y mi propia conciencia me tacha de demente.
La oscuridad domada,
sin piedad aniquila
la luz que araña mis pupilas,
y en mi interior,
siempre nada.

domingo, 22 de enero de 2017

Autobiografía.

Miro cara a cara al folio descaradamente
y me escribo.
Me escribo escribiéndome.
Mis dos conciencias discuten sobre la vida,
pero me escribo ecribiéndome tan poéticamente
que lo demás es secundario,
tengo que escribirlo.
Escribo que me escribo escribiéndome
y acaricio entre letras una explosión de utopías.
Mis conciencias hablan del tiempo,
de la contaminación,
y de política,
como si mi viaje literario por mí mismo fuese la barra del bar en el que nunca he estado
y las palabras que contiene fuesen gritos ahogados en licores que nunca probé.
También hablan del amor,
la muerte
y la poesía.
Recitan versos de un poema que nunca compuse:
"Las lágrimas que brotan del ojo tuerto del caos,
riegan los ríos en los que flotan las cenizas del tiempo que se desvanece
y desembocan en mares de tinta,
que cuentan que estuve preso entre versos
y en los márgenes se me ocurrió narrar que un día conocí la libertad prostituyéndose."
Los vacíos del folio en blanco son inversamente proporcionales a los que se crean en mi alma llena de odio a mí mismo.
Harto de mi ego quiero seguir hablando de mí.
Contradicciones que intento explicar pero no puedo.
Por ello, escribo que todo lo escrito anteriormente está obsoleto
creyendo que no es así.
Y escribo,
escribo,
escribo.
Soy mi propio creador en infinitas vidas ficticias.
Y escribo,
escribo,
escribo.
No hay ni finales felices ni perdices,
el único atracón es el del personaje de mí que se come a mi yo real.
Y escribo,
escribo,
escribo.
Y nada me define mejor que la nada,
dejo de escribir,
punto final.