martes, 26 de abril de 2016

Metapensamiento acotado.

La sociedad es el pilar de un bucle cíclico que es finito dentro del propio infinito. El hecho de que el propio ciclo social acabe es paradójico ya que no podemos concebir un ser humano sin sociedad, por lo que la propia sociedad que acaba consigo misma hace nacer una nueva.
Cuanto menos existe la sociedad, más existe.
La sociedad es clave para el ínfimo entendimiento de una realidad.
Una sociedad es la base de todo pensamiento. Un ser humano no puede pensar sin una sociedad que le marque como hacerlo. Necesita una identidad, una duda y un objetivo vital.
El propio pensamiento social está marcado por una sociedad que lo retroalimenta con un adoctrinamiento activo.
La manipulación es necesaria y utilizada siempre. Todo está manipulado. La libertad es escasa. La libertad está manipulada. La propia palabra carece de realidad si no la tomamos como una utopía.
Una utopía a su vez es utópica ya que se idealiza dentro de lo imposible.
Todo es imposible.
Un todo absoluto conduce a la nada.
Nada lo es.
Con el hecho del propio existir caminamos hacia no hacerlo.
La vida está idealizada, la muerte está idealizada, el amor está idealizado.
¿Qué fue antes, el amante o el amor?
El amor no puede existir.
El propio raciocinio que pretendemos aplicarle es lo que hace que deje de hacerlo.
No podemos dar nombre a un sentimiento,
no podemos verbalizar un sentimiento ni un pensamiento porque lo banalizamos,
pierde el sentido de su propia naturaleza.
Toda palabra deja de existir sin una sociedad que la determine.
Todo lenguaje es erróneo por un exceso de idealismo.
El idealismo existe.
Todo existir es utópico sin una sociedad.
Toda sociedad es necesaria.

martes, 12 de abril de 2016

Seamos.

Vago por pasillos intrapersonales,
recorriendo cada milímetro de este laberinto emocional
con una minuciosa superficialidad,
sensatamente fuera de mis cabales.
Omnipotente conciencia mía,
que cansada de hablar sola consigo,
deja yermos campos de trigo,
en los que mi sentido de la ética crecía.
Soy atormentado hidalgo,
y busco saciar mi sed de conocimiento,
asomándome vertiginosamente al abismo de mis adentros
con esperanza de encontrar resquicios de algo,
sea cordura o una pizca de locura
para seguir sintiéndome vivo
y nada, una vez más.
Silencio.
Otra vez.
Silencio.
Vamos, entra de una vez en esta cárcel cerrada a cal y canto.
Otorga vida a este cadáver funcional.
Sé tenue luz entre tanta oscuridad.
Y cura de mis paredes las grietas del llanto.
Nunca nadie vio este mi laberinto como un paraíso terrenal,
nunca nadie hizo que me percatase de que cada uno de mis atormentados ojos es un ventanal,
nunca nadie hizo que fuese más yo
y disfrutara de ello.
Alas son lo que me das.
Déjame dormir si esto es un sueño.
Anda, despierta, vayamos a volar.
Mírame una vez más,
Anuda tus pupilas con las mías.
Seamos locos de atar.