domingo, 24 de marzo de 2019

Cien gaviotas dónde irán

El piar de días venideros suena desacompasado
y en mi sien martillea sin piedad la incertidumbre.
Lo poco que queda de mí se desliza entre mis dedos.
Un puñado de arena negra se desvanece
y cae lentamente en el lugar en el que un día me perdí.
Han deforestado el bosque en el que crecía la ilusión de un niño,
y ya no sé dónde puse los pedazos de alma
que me señalaban el camino.

No recuerdo cuánto llevo lejos de lo que fui
ni el tiempo que anduve.

Mientras me buscaba,
he encontrado un retrato abstracto de la humanidad
haciendo equilibrios en las costillas de un niño desnutrido.
El peso del dolor sobre los hombros
no deja que mire el cielo
y en los ojos de ese niño solo veo sombras.
Quiero escapar del océano de desesperanza en el que trato de sobrevivir
pero está lleno de cadáveres de lo que pudo ser una vida mejor.

No recuerdo cuánto llevo lejos de lo que fui,
ni el tiempo que llevo nadando.

El frío se hace eterno sin unas manos que abriguen los sueños
y el cielo oscurece cuando la soledad llena de vacío mi cuerpo.
¿Dónde irán las cien gaviotas que un día volaron a mi lado?
¿Dónde irán?