descúbreme qué piensas y
dime te quiero.
rescátame de mí mismo,
déjame descubrir una ínfima parte de ti,
una vez más.
Pero hazlo antes de irte,
porque amor,
después,
sabrás lo que siento.
Con la sinceridad de los suicidas,
busco un camino en el que no haya nadie,
ni perro viejo ni dama de esquina,
que me diga,
que merece la pena.
Con la sinceridad de los suicidas,
quiero gritar y que nadie me escuche,
quiero saborear la soledad en todas mis heridas,
por favor, que alguien me salve.
Con la sinceridad de los suicidas,
enjaulo mis depresivas entrañas,
cerquita de mi alma corroida,
entre un millón de sueños.
Con la sinceridad de los suicidas,
no puedo más,
necesito seguir
viviendo.
Cae la noche sobre nuestras cabezas,
todo es oscuridad,
desaparece la piedad
y la poesía se viste de luto.
Se abre el cielo,
'mi corazón tiembla,
el existir se tambalea,
y mi corazón sigue temblando'.
Lo predijo un genio con alma de demente,
'los libros hablan y hablan',
y, derrepente,
todo ha acabado.
Arrugo mi mundo,
mi folio está tan blanco
y tan lleno de apocalipsis,
el final de un vacío,
tanta nada llena de nada.
Lapicero en mano clavó versos en un cadáver,
el mío.
Mientras, en mi boca florecen gusanos que han devorado mis entrañas
y la muerte, poeta,
recita unos versos del gran Leopoldo María Panero,
y esboza una sonrisa,
cómplice,
queriendo convencerme de que,
en el reino de los muertos,
eso
es
vida.
Cuelgan de mis roídas entrañas,
los cádaveres de dos ratas,
que osaron desafíar a la vida,
en un acto suicida,
comerse mis sueños.
Brotan dentro mío,
entre escombros de un vivir frío,
versos que quieren ser poesía,
y miran a quemarropa los soles de un día,
que se esconden en el misterio de la noche.
Truco sensacional.
Magia irracional.
Eres idealismo y alteridad.
Eres utopía y libertad.
La muerte llora triste en mi ataúd,
cantan cuervos al compás de un laúd.
La primavera llora alegre en mi eterno renacer,
quédate y ayúdame a ser.
Vivir y morir son paradójicamente semejantes,
no se puede morir sin haber vivido antes,
es necesario morir para volver a nacer.
ser o no ser,
esa es la cuestión.
La sociedad es el pilar de un bucle cíclico que es finito dentro del propio infinito. El hecho de que el propio ciclo social acabe es paradójico ya que no podemos concebir un ser humano sin sociedad, por lo que la propia sociedad que acaba consigo misma hace nacer una nueva.
Cuanto menos existe la sociedad, más existe.
La sociedad es clave para el ínfimo entendimiento de una realidad.
Una sociedad es la base de todo pensamiento. Un ser humano no puede pensar sin una sociedad que le marque como hacerlo. Necesita una identidad, una duda y un objetivo vital.
El propio pensamiento social está marcado por una sociedad que lo retroalimenta con un adoctrinamiento activo.
La manipulación es necesaria y utilizada siempre. Todo está manipulado. La libertad es escasa. La libertad está manipulada. La propia palabra carece de realidad si no la tomamos como una utopía.
Una utopía a su vez es utópica ya que se idealiza dentro de lo imposible.
Todo es imposible.
Un todo absoluto conduce a la nada.
Nada lo es.
Con el hecho del propio existir caminamos hacia no hacerlo.
La vida está idealizada, la muerte está idealizada, el amor está idealizado.
¿Qué fue antes, el amante o el amor?
El amor no puede existir.
El propio raciocinio que pretendemos aplicarle es lo que hace que deje de hacerlo.
No podemos dar nombre a un sentimiento,
no podemos verbalizar un sentimiento ni un pensamiento porque lo banalizamos,
pierde el sentido de su propia naturaleza.
Toda palabra deja de existir sin una sociedad que la determine.
Todo lenguaje es erróneo por un exceso de idealismo.
El idealismo existe.
Todo existir es utópico sin una sociedad.
Toda sociedad es necesaria.
Vago por pasillos intrapersonales,
recorriendo cada milímetro de este laberinto emocional
con una minuciosa superficialidad,
sensatamente fuera de mis cabales.
Omnipotente conciencia mía,
que cansada de hablar sola consigo,
deja yermos campos de trigo,
en los que mi sentido de la ética crecía.
Soy atormentado hidalgo,
y busco saciar mi sed de conocimiento,
asomándome vertiginosamente al abismo de mis adentros
con esperanza de encontrar resquicios de algo,
sea cordura o una pizca de locura
para seguir sintiéndome vivo
y nada, una vez más.
Silencio.
Otra vez.
Silencio.
Vamos, entra de una vez en esta cárcel cerrada a cal y canto.
Otorga vida a este cadáver funcional.
Sé tenue luz entre tanta oscuridad.
Y cura de mis paredes las grietas del llanto.
Nunca nadie vio este mi laberinto como un paraíso terrenal,
nunca nadie hizo que me percatase de que cada uno de mis atormentados ojos es un ventanal,
nunca nadie hizo que fuese más yo
y disfrutara de ello.
Alas son lo que me das.
Déjame dormir si esto es un sueño.
Anda, despierta, vayamos a volar.
Mírame una vez más,
Anuda tus pupilas con las mías.
Seamos locos de atar.
Tiritan apenumbrados ojos
entre una interminable bruma,
mientras mi alma como espuma
arrastra, volátil, los despojos
de un ser humano inexistente,
ya que no sabe si es,
si vive,
si siente.
La noche destiñe lágrimas de luna
y las convierte en mar.
Las olas bañan de rocío
el vértigo del sol al despertar.
Y el día pasa,
la noche pasa,
la vida pasa.
La vida es aterciopelada arena
que se escapa entre mis dedos
y llena un reloj
que intenta engañar al tiempo
y cuenta más rápido si estoy junto a ti.
Los jinetes de lo eterno
cabalgan sobre la línea del horizonte
que tan ínfima e infinita,
encierra la melancolía
de este mi poema,
de este mi amar.
En el silencio de esta noche presa de estrellas,
miran puros tus ojos salvajes,
se despoja tu alma de opresores ropajes,
te llenas de libertad.
Eres siendo y serás.
Yo, soy, sin ser,
ahogándome en mares de ruina
que caben en cuadernos tatuados con tinta china.
Pero tú,
tú eres siendo y serás.
Te siento por un instante mía,
a ti, tan de nadie y tan tuya,
a ti, tan tuya y tan de nadie,
te siento por un instante mía.
¡Qué bonita la vida siendo contigo!
¡Qué cruel realidad lo fugaz,
de este instante al que algunos llaman eternidad!
¿Vida sin ti o muerte contigo?
¿Ser sin ser como he sido
o dejar de ser siendo,
tuyo,
por fin?
Veo la triste superficialidad en manos que buscan cuerpos caducas y creen volar,
la falta de relatividad de la belleza,
la exaltación social de una falsa felicidad.
Huelo sinfonías de quejidos encerrados en almas paranoicas,
paradojas que se esconden en pesadillas que no paran de maravillar,
sueños rotos, dolor.
Mientras,
mis tímpanos saborean silencios perceptibles;
el triste blues que la luna llora porque no sabe cantar,
el estruendo por la tormenta de un bucle abstracto cansado de rutina,
la nana que canta la noche al sol cuando se va,
el galopar de los caballos del viento contra quebradas costillas.
Pierdo segundos de vida
que traen a tan volátil mente sin avisar,
la esencia de la eternidad de un instante,
en el que el todo y la nada,
dejan de existir.
El insomnio me sonríe una noche más.
Sentado a mi lado,
celebra victorioso el precioso desvanecer de mis sueños.
A la vez,
aparecen durmiendo en mi cama
hadas aladas que emanan de todas las nadas,
mientras intrusas musas del pecado
tejen una canción en mis pupilas
que se esconden bajo el palpitar de un cruce de miradas
y solo quieren cantar.
La melodía de luz de pupilas atemorizadas
busca en mi ser la esencia de palabras maltratadas por lápiceros de mentiras.
La lujuría, fiel esclava de la lava de noches en vela,
arranca mis cuerdas vocales y me llena de libertad,
la libertad del que tiene tanto que decir y grita en silencio.
El despojo de las cadenas del llanto,
provoca un maravilloso estruendo y no puedo resistir el ponerme a bailar.
Las caricias del ritmo en mi boca,
me llevan a una coda vital.
Mi final,
temido amor inevitable,
se va a consumar.
A mi lado, el insomnio tembloroso,
me susurra al oído.
"Buenos días, es hora de despertar."
En un mundo cargado de relativismo,
donde el bien y el mal se resume en depende.
En un mundo tan podrido,
con comida de sobras y muertes de hambre.
En un mundo en el que he nacido,
sin que nadie me preguntase si de verdad quería hacerlo.
En un mundo trazado con demasiado excepticismo
en el que ya no se cree en el amor.
En un mundo donde lo más bonito y oscuro es la poesía,
con héroes anónimos que luchan por sentir día a día,
donde para muchos, la felicidad depende de un bolso o un vestido,
mientras para otros depende de la vida de cada uno de sus familiares heridos.
En un mundo donde se valora menos el calor de un abrazo,
el amor de una madre que te arropa en su regazo,
que un trozo de papel,
con un único sentimiento impreso en él,
la codicia.
En un mundo así,
desearía ser libre.
Cuando la muerte busque mi ser entre floreciente penumbra,
hablaré de ti.
Cuando sientan mis carnes que el todo y la nada se derrumban,
hablaré de ti.
Cuando la primavera desconsolada llore y cave mi tumba,
hablaré de ti.
Cuando el sol se apague y la poesía sucumba,
hablaré de ti.
¡Ven muerte caprichosa y contigo llévame!
Estoy listo para cuando llegue la hora,
hora en que sin resistencia alguna cederé.
Pero amor tú no te vayas, no me dejes morir,
porque la vida sin ti no es vida,
porque vivir sin ti no es vivir.