viernes, 5 de febrero de 2016

Nana.

El insomnio me sonríe una noche más.
Sentado a mi lado,
celebra victorioso el precioso desvanecer de mis sueños.
A la vez,
aparecen durmiendo en mi cama
hadas aladas que emanan de todas las nadas,
mientras intrusas musas del pecado
tejen una canción en mis pupilas
que se esconden bajo el palpitar de un cruce de miradas
y solo quieren cantar.
La melodía de luz de pupilas atemorizadas
busca en mi ser la esencia de palabras maltratadas por lápiceros de mentiras.
La lujuría, fiel esclava de la lava de noches en vela,
arranca mis cuerdas vocales y me llena de libertad,
la libertad del que tiene tanto que decir y grita en silencio.
El despojo de las cadenas del llanto,
provoca un maravilloso estruendo y no puedo resistir el ponerme a bailar.
Las caricias del ritmo en mi boca,
me llevan a una coda vital.
Mi final,
temido amor inevitable,
se va a consumar.
A mi lado, el insomnio tembloroso,
me susurra al oído.
"Buenos días, es hora de despertar."

No hay comentarios:

Publicar un comentario