sábado, 29 de diciembre de 2018

Escuchadme.

Cuando anhelamos expresar
lo que nuestra cabeza maquina
y las crisálidas de ideas que quieren ser grito eclosionan,
la esencia de lo real
se desvanece entre consonantes y vocales
y al abecedario le queda grande
todo aquello que sentimos.
¿Cómo pretendemos encerrar en 8 letras la libertad?
Es una metamorfosis imposible.
Es tratar de descifrar la esencia de la realidad,
cifrando cada una de sus partes.

Cuando el silencio duele,
las palabras brotan como locas de las bocas
y no dicen nada.
El superfluo fluir de fonemas
es cubrirse el cuerpo con espejismos de compañía
y evitar así la fría caricia de la soledad.
Es huir de lo propio
y refugiarse en lo ajeno.
Es miedo a encontrarse con uno mismo
y escucharse por dentro.

Cuando las palabras enmudecen,
dicen exactamente
aquello que quieren decir.
Así que,
por favor,
olvidad todo esto,
escuchadme cuando calle.

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