sábado, 26 de octubre de 2019

Fluir.

Necesito desnudarme.
Arrancarme con mimo el disfraz de mí.
Lanzarme al vacío que empieza cuando termina lo superficial.
Acariciar las irreales moléculas que dan vida a mis crisis existenciales.
Asomarme a las rendijas de las puertas entreabiertas en mis entrañas
y dejar de permanecer inmóvil esperando a escuchar mi nombre.
Necesito desnudarme,
profundizar.
Llegar al núcleo,
charlar conmigo y
empaparme de intimidad.
Necesito ensuciar todo de la pureza que persigo,
huir correteando de las expectativas,
esconderme de la ansiedad
y renegar de la obligación de verme libre.
Detesto pasear conociendo la ruta
y no permitirme tropezar con las mismas piedras en el camino,
por eso planeo aprovechando las corrientes de aire,
sin rumbo.
Anhelo tomar las riendas de mi universo
para poder renunciar a ello
y mecerme entre átomos
naufragando a merced del destino
en cualquier sensación desconocida.
Necesito desnudarme,
llegar al núcleo,
detonar,
reconstruirme
y volver a detonar.
Necesito manchar todo de mí (con lo mal que sale eso).
Necesito perderme en los agujeros negros de mi galaxia y encontrarme arropado por mi instinto.
Necesito dejar de necesitar todo lo que necesito.
Necesito fluir,
arrancarme con mimo el disfraz de mí,
pero tengo miedo.

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