lunes, 2 de noviembre de 2015

En un lugar de tus piernas cuyo nombre no quiero acordarme.

Veo en ojos ajenos un translúcido recuerdo,
que se emborrona conforme el tiempo pasa.
Pupilas dilatadas esnifan retales de momentos pasados
que ahora quebrantan corazones cicatrizados
y las saetas del reloj se clavan en unos lagrimales
que acaban por hacerse añicos.

Yo, incesable estorbo,
pregunto por tal pena
y no obtengo por respuesta
más que un "mejor no preguntar".
Extrañado reflexiono sobre ello,
¿tan malo es recordar?
Discrepo.

Los recuerdos son llaves a resquicios de sentimientos
y todo lo que sea sentir es asegurarse de seguir vivo,
mi memoria es la forma de desafiar a la muerte,
aunque poco a poco vaya ganándome terreno.

Quiero acordarme de la primera vez que vi a mis padres llorar para saber qué es tristeza,
quiero acordarme de la primera vez que vi a mi hermana sonreír para saber qué es alegría.

Fotografío furtivamente instantes de realidad para poder recrearme en el placer de la melancolía,
recordar es lo más parecido que puedo hacer para volver a verte
para perderme en un lugar de tus piernas,
cuyo nombre no quiero acordarme.


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