viernes, 27 de mayo de 2016

Nada es perfecta.

Cae la noche sobre nuestras cabezas,
todo es oscuridad,
desaparece la piedad
y la poesía se viste de luto.
Se abre el cielo,
'mi corazón tiembla,
el existir se tambalea,
y mi corazón sigue temblando'.
Lo predijo un genio con alma de demente,
'los libros hablan y hablan',
y, derrepente,
todo ha acabado.

Arrugo mi mundo,
mi folio está tan blanco
y tan lleno de apocalipsis,
el final de un vacío,
tanta nada llena de nada.

Lapicero en mano clavó versos en un cadáver,
el mío.
Mientras, en mi boca florecen gusanos que han devorado mis entrañas
y la muerte, poeta,
recita unos versos del gran Leopoldo María Panero,
y esboza una sonrisa,
cómplice,
queriendo convencerme de que,
en el reino de los muertos,
eso
es
vida.

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