Y cada vez que intento encontrarla me esquivas la mirada
y el que aparece cautivo soy yo,
en la que la carcelera es la rutina
y no ha sido capaz de darme la condicional.
Dame unos segundos de libertad inmensa encerrado en mi ensimismamiento,
porque puedo perderme en el inmenso de tus pupilas y me sentiré como en casa.
Mírame a los ojos.
Tus pestañas son como hilos de noche,
de esperanza,
son un desorden de letras que aciertan a decir
"lo mejor está por venir".
Tus párpados son el muro que aísla
la elegancia, la belleza, el amor,
de este mundo podrido
así que ciérralos
o mírame a los ojos.
Tus ojos son como todo lo que nunca he tenido y tanto deseo,
así que de una vez,
mírame a los ojos.
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