Veinte años de sueños espolvoreados con soplos de felicidad que desprenden tus ojos.
Hipnotizas al miedo con solo una sonrisa.
Tienes la palabra revolución grabada a fuego en el lado izquierdo de tu pecho.
Eres la noche que esperan los enamorados para encontrarse,
el día que trae el alba y súbitamente da una bofetada de realidad a todo loco nocturno.
Eres fantasía con los pies en la tierra.
Mira,
te voy a confesar una cosa.
Logras que cada mañana sea una nueva oportunidad de robarte un abrazo "rompehuesos" o cualquier muestra de que me quieres,
y no quiero que te vayas nunca,
(como Kutxi dijo, "quédate hasta el día en que lluevan pianos, quédate.")
Quería agradecerte todo lo que haces por mí;
Me has protegido con uñas y dientes siempre.
Has inventado un nuevo lenguaje de carcajadas y miradas que solo tú y yo entendemos,
(además de nuestro inglés chapurreao', obviamente).
Me has enseñado lo poco que sé de la vida y a creer en mí mismo lo que creo,
(un poco menos que en ti claro).
Aunque si me pusiera a contar todo lo que tengo que agradecer no acabaría nunca,
así que resumiendo;
hace veinte años que nació la hermana que todo el mundo desearía,
y yo, que nunca me toca nada, tuve suerte.
Muchísimas felicidades hermana.
Te quiero como a nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario