sábado, 8 de agosto de 2015

Postureando.

Susurré detrás de tu oreja,
multitud de palabras lujuriosas,
disfrazadas de poesía,
mi mayor ambición era quitarte las bragas
y un par de versos no iban a venirme mal.
Aquella noche busqué la felicidad en tu cremallera rota de tanto usarla,
tu tanga de hilo fino
y corridas
y corridas
y más corridas.
Te follé hasta que no pude más.
El alba nos pillo desnudos y a mi no me quedó otra,
así que me vestí y bajé corriendo las escaleras.
Era diciembre y el frío congelaba la punta de los dedos que antes ardían debajo de tu ombligo.
Yo desidioso escuché un grito tuyo desde la ventana
"llámame" llegué a entender.
La gente no se daba cuenta de lo que pasaba,
unos andaban ensimismados pensando en sus insignificantes problemas,
otros solo tenían ojos para su móvil
y a los demás simplemente les daba igual.
Yo me puse a andar ensimismado sin saber muy bien donde,
pensé en lo que había pasado esa noche,
y colgué en Twitter lo vacío que estaba. 


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