jueves, 9 de julio de 2015

H(a na)cido un verso, señorita.

Dándole vueltas a la cabeza, 
cuando me da por no perderla, 
pienso en que los amigos de verdad
se pueden contar con los dedos de una mano.
Sé que contigo puedo contar.

No sé como ni por qué, 
nos conocimos
y acabamos rozando,
el roce hace el cariño, dicen,
nosotros acabamos en llamas con tanta chispa.

Pero en ese tiempo yo estaba perdido
y no quisimos encontrarnos del todo.
Gracias a Dios.
Prefiero la amistad,
dura más,
y quiero que todo lo que tú y yo sabemos,
(todas esas caras tan tuyas.
Tu alegría de jueves.
Mi tristeza de lunes.
Tu vicio a la acetona.
El mío a la poesía.
Esas veces que andamos por el mismo camino,
sí, ese tan largo que te gusta tanto.
Todos esos naufragios en vasos medio vacíos de domingo resacoso
y hasta arriba en uno de nuestros viernes,
que acaban en un brindis por nosotros)
no terminen nunca.
Porque somos como dos gotas de agua,
tan anormales,
tan indecisos. 
Y la gota que colma el vaso, 
(ese de viernes tan bonito)
es que somos muy,
pero que muy,
piscis.

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