jueves, 9 de julio de 2015

Te extraño.

Tengo algún que otro texto en borradores y algún que otro poema enlatado,
hablando de lo bonita que es la poesía,
de lo jodida que es la melancolía,
o de la dificultad de la metapoesía.

Pero ahora quiero recitar catorce versos que cuentan lo frustrante que es todo,
cuando me acuerdo del ímpetu que le echamos cuando desafiamos al tiempo,
y lo crédulos que eramos al creer que esto era inmortal y que el tiempo iba a dejarse ganar.

Cuento en este poema que quiero volver a oler los látigos que tenías como pestañas,
que quiero volver a escuchar tus ojos sin amordazar que lo dicen todo,
que quiero volver a levantar el puño contigo y sentir que tus dedos son como la metadona que calma mi mono de ti.

Te escribo en este folio en blanco,
para que sepas que todos los Cócteles Molotov que las mariposas de mi estomago lanzan contra mis lagrimales,
solo hacen que con las mejillas empapadas por el diluvio que avanza desde mis ojos,
tenga cada vez más ganas de decirte que te echo de menos.


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