jueves, 9 de julio de 2015

Trescientos sesenta y cinco síntomas

Ahora que llega la primavera
y mis ilusiones siguen caídas desde otoño,
como las hojas que vestían el árbol
en el que tallamos nuestros nombres
y ahora que mi corazón está helado,
enfriado por tu gélido invierno,
y te sigue faltando un verano,
conmigo claro.

Ahora que empiezo por el final,
por recordar como olvidarte,
si te quise desde el principio,
sin miedo de quererte,
acojonado pensando en la despedida,
y es que me dijo un pajarito,
que tú me harías volar,
pero no me aviso que todo lo que sube baja,
y que si se quieren ver las estrellas,
uno corre el riesgo de estrellarse.

Ahora,
me doy cuenta de que no me das los buenos días,
que otras me dan sus mejores noches,
que la luna está triste porque ya no la pides,
y el sol se esconde,
dice que quiere estar sólo.
Y las nubes le echan de menos,
y llueve. 

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